Introducción
El año 2019 ha sido un año fructífero en el que el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) ha consolidado nuevas formas de trabajo, ya ensayadas en el pasado pero ampliadas ahora, como fondo semilla para la configuración de grandes operaciones combinadas que multiplican su alcance e impacto, siguiendo la directriz marcada por la Agenda 2030, que guía las actuaciones del Fondo.
Partiendo de un programa de donación del Fondo, normalmente con un fuerte componente de cooperación técnica, se han comenzado a articular grandes intervenciones de agua y saneamiento vinculadas a fondos de diversas procedencias como la Cooperación Delegada de la UE, el FONPRODE de AECID, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Europeo de Inversiones, entre otros.
Esta nueva modalidad de intervenciones comenzó en Nicaragua y en 2019 se ha consolidado en Bolivia, Haití, Ecuador y Paraguay. Este esfuerzo de coordinación de actores permite facilitar el acompañamiento a las instituciones socias, integrar una visión conjunta y potenciar el fortalecimiento institucional, multiplicando los impactos en la mejora de las condiciones de vida de las personas y los aprendizajes mutuos entre los socios.
Con una ejecución del 87 %, la labor del FCAS se centró en 2019 en acompañar la ejecución de los 37 programas en activo, y en la puesta en marcha de los nuevos once programas aprobados en 2018. En diciembre de 2019, el FCAS ya ha rebasado su objetivo inicial de tres millones de beneficiarios, y alcanza los 3,3 millones de personas en América Latina y el Caribe.
Más allá de los programas, como hitos relevantes en 2019 se puede destacar la presencia de la Cooperación Española en muchos de los principales espacios de la agenda de agua de la región, entre los que cabe destacar Latinosan, la conferencia de saneamiento que se realizó en Costa Rica, la Conferencia de Directores Iberoamericanos de Agua o la COP 25, donde se impulsaron sesiones enfocadas en los derechos humanos al agua y al saneamiento, la innovación en el tratamiento de aguas residuales y la gobernanza.
Se sigue subrayando el énfasis de la cooperación técnica, incorporando la experiencia y el reconocimiento de las instituciones públicas españolas en el sector. En este contexto, en 2019, además de la colaboración estrecha con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), Tragsatec o el CEDEX, se intensificó la relación con el Instituto Geográfico Minero como un aliado estratégico más del Fondo, que supone un valor agregado para el programa de seguridad hídrica en Ciudad de Guatemala incluido en la cartera del FCAS.
Por último, cabe mencionar el esfuerzo realizado en aprovechar la gestión de todo el conocimiento obtenido a lo largo de esta década y en el análisis de los ejes transversales que impregnan todas las actuaciones: a lo largo del año se concluyó un diagnóstico de buenas prácticas y recomendaciones en materia de género y se inició el análisis para seguir sistematizando las lecciones aprendidas de los enfoques de derechos humanos, cambio climático, gestión integral del recurso hídrico o de adaptación intercultural de las intervenciones. Adicionalmente, y siguiendo las recomendaciones de la evaluación intermedia del FCAS, se ha profundizado en el ámbito de Comunicación. Dos muestras de ello son la colaboración con el medio digital especializado de mayor difusión en español, iAgua, para multiplicar la difusión y rendición de cuentas de la Cooperación Española en agua y el viaje de prensa a Bolivia con el histórico programa Informe Semanal de Televisión Española, para acercar la cooperación a los ciudadanos.
Los avances en 2019 han sido significativos, pero queda mucho camino por delante, ya que todavía quedan millones de personas sin agua y saneamiento en una región marcada por la desigualdad. Mientras esto ocurra, la Cooperación Española seguirá comprometida con los países socios en cerrar estas brechas para no dejar a nadie atrás.